Hoy en día, escuchamos, leemos y nos encontramos con todo tipo de mensajes persuasivos repetidamente, pero nuestra mente es selectiva y nos quedamos con el que más nos gusta a nuestro criterio o con el que nos convence más en su argumento. Hay tanta información que nos podemos creer y crear la historia con la que más hacemos clic: ¿Qué debemos comer? ¿Qué nos hace daño y qué no? ¿Cómo ser un empresario exitoso? ¿Qué esquema de familia o pareja debo seguir? ¿Cómo debo de vestirme? ¿Cómo debe de ser mi cuerpo? ¿Cómo evitar la frustración personal? ¿Qué trabajo me conviene? ¿Cuál es mi objetivo en la vida?

¿Sabemos qué información es la correcta y cual es errónea? Tanta información, cuestionamientos y reflexiones nos aturden, nos confunden. Personas que intentan convencernos o guiarnos hacia el camino que ellos creen correcto o más bien yo diría, ¿Qué creen correcto o que les beneficia a esos emisores de mensajes que nos agitan?
Pero, aunado a todas estas preguntas con una respuesta tan libre, nacen nuevos cuestionamientos que parten de las preocupaciones climáticas, de la irracionalidad en el uso de los recursos, de la inercia de la sociedad con un estilo de vida acelerado que busca resultados inmediatos con el fin de satisfacer el falso bienestar, del cambio en las nuevas iniciativas que parten de normativas globales y locales que buscan implementar otro modelo de desarrollo sostenible.
En el mundo de la construcción ocurre exactamente lo mismo, así como en cualquier otro gremio. Nos hacemos muchas preguntas a la hora de diseñar, de las cuales mencionaré alguna de tantas, como, por ejemplo: ¿Cómo percibo el espacio? ¿Qué imagen busco reflejar? ¿Cuál es la vivencia del usuario? ¿Cómo debo conectar mi proyecto con la ciudad? ¿Cómo logro más rentabilidad en el proyecto propuesto?
Pero nuevas reflexiones se presentan en el proceso de diseño, así como: ¿Cómo logro un edificio sostenible? ¿Cómo minimizo mi huella de carbono? ¿Cómo agilizo los tiempos de construcción? ¿Cómo puedo usar la tecnología a mi favor en la construcción industrializada? ¿Qué materiales debo usar en mi proyecto arquitectónico? El despertar de la conciencia ambiental empieza a materializarse.

Como bien sabemos, la construcción es una industria altamente contaminante que impacta negativamente el medio ambiente a través de la emisión de gases de efecto invernadero, la generación de residuos, la contaminación del aire y agua, y la alteración de ecosistemas. Y los materiales que usamos mayoritariamente tienen mucho que ver en todo esto. Cemento, acero y aluminio, o materiales industrializados con sustancias orgánicas volátiles, entre otros.
Las soluciones constructivas actuales son capaces de responder a varios factores que exige una edificación, como pueden ser durabilidad, ingeniería, capacidad estructural, mantenimiento, fácil montaje y rapidez constructiva, entre otros . Ningún material o solución es totalmente es bueno o malo (¿o si?).

Pero nos olvidamos de la esencia de dónde venimos y qué nos ofrece nuestro planeta, y cómo debemos de extraer los recursos si queremos evolucionar a un modelo basado en la circularidad y en la regeneración. Por eso me gustaría preguntaros: ¿En qué momento nos olvidamos de basar nuestras soluciones constructivas en los materiales que encontramos en la Naturaleza? ¿Cuáles son esos materiales predominantes en el medio natural? Podríamos nombrar algunos como la madera, piedra, arcilla, arena y fibras vegetales como algodón y lino.
No es de extrañar entonces, que exista una mirada retrospectiva y un despertar de la conciencia hacia esos materiales naturales, que se han empleado desde las arquitecturas vernáculas, pero que, por convencimiento social e industrialización, se perdieron.
Nuevas miradas, ya sean por temas medioambientales, por implementar un nuevo modelo de negocio y abrir otros mercados, por buscar la innovación y diferenciación de un producto, permiten empezar a hablar de otro tipo de soluciones: ¿Es la madera un material sostenible y una alternativa a la construcción tradicional?
Efectivamente, vemos que la madera se está consolidando como un material clave para proyectos sostenibles y energéticamente eficientes ya que además de ser un material primario, versátil, renovable, reciclable, resistente, térmicamente adecuado para el confort, que absorbe carbono y requiere menos energía en su fabricación que los materiales convencionales, facilita la prefabricación y la construcción industrializada, y mejora considerablemente los tiempos de ejecución en obra.

Con todo lo expuesto anteriormente, podríamos decir que la madera es uno de los mejores materiales para construir (¿Me creéis?). Un asunto complejo. Como comentábamos anteriormente, nada es blanco o negro, sino que todo tiene matices. El uso irresponsable de la madera y extraída de un bosque sin una gestión sostenible conlleva deforestación y pérdida de biodiversidad (¿Qué tan fácil podemos controlar que ese recurso venga de una operación responsable? ) Los tratamientos químicos usados posterior a su extracción lo convierte en un material procesado, lo cual hace más complejo su proceso de reciclaje y reutilización. No olvidemos que cada material tiene una huella de carbono y que la sostenibilidad del mismo se evalúa generalmente por su impacto ambiental durante todo su ciclo de vida.
“Debemos construir con materiales naturales y no contaminantes” ¿Sería esta la solución en un mundo de tantas respuestas, opciones, y argumentos? ¿Es factible un mundo donde la madera es el material predominante o se volvería insostenible?
¿Imaginamos un mundo construido en madera? ¿Y si recuperamos las construcciones vernáculas, pasivas y basamos nuestras soluciones en la Naturaleza, incorporando la ingeniería y tecnología que permita lograr un edificio regenerativo?¿Podemos lograrlo? ¿Creemos en esto o es una utopía? ¿Creemos más en cómo funciona la Naturaleza y poder imitar o replicar su modelo regenerativo, o en los discursos de venta y mensajes persuasivos que nos desvían del camino correcto?

¿Y si la solución reside en un balance de materiales no contaminantes extraídos del lugar dónde nos encontramos? No nos vayamos a los extremos.
“ Creer es crear”- Miguel de Unamuno.
Colaboración: EKOA