¿Un mundo de madera?

Hoy en día, escuchamos, leemos y nos encontramos con todo tipo de mensajes persuasivos repetidamente, pero nuestra mente es selectiva y nos quedamos con el que más nos gusta a nuestro criterio o con el que nos convence más en su argumento. Hay tanta información que nos podemos creer y crear la historia con la que más hacemos clic: ¿Qué debemos comer? ¿Qué nos hace daño y qué no? ¿Cómo ser un empresario exitoso? ¿Qué esquema de familia o pareja debo seguir? ¿Cómo debo de vestirme? ¿Cómo debe de ser mi cuerpo? ¿Cómo evitar la frustración personal? ¿Qué trabajo me conviene? ¿Cuál es mi objetivo en la vida? 

¿Sabemos qué información es la correcta y cual es errónea? Tanta información, cuestionamientos y reflexiones nos aturden, nos confunden. Personas que intentan convencernos o guiarnos hacia el camino que ellos creen correcto o más bien yo diría, ¿Qué creen correcto o que les beneficia a esos emisores de mensajes que nos agitan?

Pero, aunado a todas estas preguntas con una respuesta tan libre, nacen nuevos cuestionamientos que parten de las preocupaciones climáticas, de la irracionalidad en el uso de los recursos, de la inercia de la sociedad con un estilo de vida acelerado que busca resultados inmediatos con el fin de satisfacer el falso bienestar, del cambio en las nuevas iniciativas que parten de normativas globales y locales que buscan implementar otro modelo de desarrollo sostenible.

En el mundo de la construcción ocurre exactamente lo mismo, así como en cualquier otro gremio. Nos hacemos muchas preguntas a la hora de diseñar, de las cuales mencionaré alguna de tantas, como, por ejemplo: ¿Cómo percibo el espacio? ¿Qué imagen busco reflejar? ¿Cuál es la vivencia del usuario? ¿Cómo debo conectar mi proyecto con la ciudad? ¿Cómo logro más rentabilidad en el proyecto propuesto?

Pero nuevas reflexiones se presentan en el proceso de diseño, así como: ¿Cómo logro un edificio sostenible? ¿Cómo minimizo mi huella de carbono? ¿Cómo agilizo los tiempos de construcción? ¿Cómo puedo usar la tecnología a mi favor en la construcción industrializada? ¿Qué materiales debo usar en mi proyecto arquitectónico? El despertar de la conciencia ambiental empieza a materializarse.

Como bien sabemos, la construcción es una industria altamente contaminante que impacta negativamente el medio ambiente a través de la emisión de gases de efecto invernadero, la generación de residuos, la contaminación del aire y agua, y la alteración de ecosistemas. Y los materiales que usamos mayoritariamente tienen mucho que ver en todo esto. Cemento, acero y aluminio, o materiales industrializados con sustancias orgánicas volátiles, entre otros.

Las soluciones constructivas actuales son capaces de responder a varios factores que exige una edificación, como pueden ser durabilidad, ingeniería, capacidad estructural, mantenimiento, fácil montaje y rapidez constructiva, entre otros . Ningún material o solución es totalmente es bueno o malo (¿o si?).

Pero nos olvidamos de la esencia de dónde venimos y qué nos ofrece nuestro planeta, y cómo debemos de extraer los recursos si queremos evolucionar a un modelo basado en la circularidad y en la regeneración. Por eso me gustaría preguntaros: ¿En qué momento nos olvidamos de basar nuestras soluciones constructivas en los materiales que encontramos en la Naturaleza? ¿Cuáles son esos materiales predominantes en el medio natural? Podríamos nombrar algunos como la madera, piedra, arcilla, arena y fibras vegetales como algodón y lino. 

No es de extrañar entonces, que exista una mirada retrospectiva y un despertar de la conciencia hacia esos materiales naturales, que se han empleado desde las arquitecturas vernáculas, pero que, por convencimiento social e industrialización, se perdieron. 

Nuevas miradas, ya sean por temas medioambientales, por implementar un nuevo modelo de negocio y abrir otros mercados, por buscar la innovación y diferenciación de un producto, permiten empezar a hablar de otro tipo de soluciones: ¿Es la madera un material sostenible y una alternativa a la construcción tradicional?

Efectivamente, vemos que la madera se está consolidando como un material clave para proyectos sostenibles y energéticamente eficientes ya que además de ser un material primario, versátil, renovable, reciclable, resistente, térmicamente adecuado para el confort, que absorbe carbono y requiere menos energía en su fabricación que los materiales convencionales, facilita la prefabricación y la construcción industrializada, y mejora considerablemente los tiempos de ejecución en obra.

Con todo lo expuesto anteriormente, podríamos decir que la madera es uno de los mejores materiales para construir (¿Me creéis?). Un asunto complejo. Como comentábamos anteriormente, nada es blanco o negro, sino que todo tiene matices. El uso irresponsable de la madera y extraída de un bosque sin una gestión sostenible conlleva deforestación y pérdida de biodiversidad (¿Qué tan fácil podemos controlar que ese recurso venga de una operación responsable? ) Los tratamientos químicos usados posterior a su extracción lo convierte en un material procesado, lo cual hace más complejo su proceso de reciclaje y reutilización. No olvidemos que cada material tiene una huella de carbono y que la sostenibilidad del mismo se evalúa generalmente por su impacto ambiental durante todo su ciclo de vida.

“Debemos construir con materiales naturales y no contaminantes” ¿Sería esta la solución en un mundo de tantas respuestas, opciones, y argumentos? ¿Es factible un mundo donde la madera es el material predominante o se volvería insostenible? 

¿Imaginamos un mundo construido en madera? ¿Y si recuperamos las construcciones vernáculas, pasivas y basamos nuestras soluciones en la Naturaleza, incorporando la ingeniería y tecnología que permita lograr un edificio regenerativo?¿Podemos lograrlo? ¿Creemos en esto o es una utopía? ¿Creemos más en cómo funciona la  Naturaleza y poder imitar o replicar su modelo regenerativo, o en los discursos de venta y mensajes persuasivos que nos desvían del camino correcto? 

¿Y si la solución reside en un balance de materiales no contaminantes extraídos del lugar dónde nos encontramos? No nos vayamos a los extremos. 

“ Creer es crear”- Miguel de Unamuno.

Colaboración: EKOA

Editorial / Redescubriendo la madera: Una respuesta natural a los retos de la construcción sostenible

Durante décadas, la industria de la construcción fue testigo de una transformación profunda en los materiales utilizados para la fabricación de ventanas. El aluminio y el PVC, impulsados por su bajo costo, resistencia y facilidad de mantenimiento, desplazaron rápidamente a la madera, relegándola a un segundo plano. Este cambio, si bien comprensible desde la lógica de la industrialización masiva, supuso también una pérdida de contacto con uno de los materiales más nobles, versátiles y sostenibles de la historia de la arquitectura.

Hoy, en medio de una nueva conciencia ambiental global, la situación ha comenzado a cambiar. Lejos de desaparecer, el sector manufacturero de carpintería de madera ha sabido reinventarse, integrando avances tecnológicos y nuevas técnicas de tratamiento para posicionar nuevamente a este material en el mapa de la construcción contemporánea. Esta evolución no ha sido sencilla: ha requerido inversión, innovación, y sobre todo, una firme convicción de que la madera no solo tiene un lugar en el futuro, sino que puede liderarlo.

A diferencia de los materiales sintéticos, la madera ofrece cualidades que van más allá de la simple funcionalidad estructural. Su eficiencia térmica y acústica, por ejemplo, la convierte en un recurso de alto rendimiento para proyectos que buscan minimizar el consumo energético y elevar la calidad del confort interior. Estos atributos, sumados a su capacidad de captura de carbono y su carácter renovable, hacen de la madera una aliada estratégica para la construcción sustentable. Además, el avance en tratamientos naturales y procesos de estabilización ha eliminado muchos de los problemas que antes limitaban su uso, como la sensibilidad a la humedad, los insectos o la deformación. Hoy es posible contar con ventanas de madera que igualan –e incluso superan– en durabilidad a las de aluminio o PVC, pero con un impacto ambiental considerablemente menor.

Pero el verdadero valor de la madera va más allá de lo técnico. Es un material vivo, que aporta calidez, identidad y conexión con el entorno. En una época marcada por la búsqueda de bienestar, salud y contacto con la naturaleza, estos factores son cada vez más valorados tanto por arquitectos como por usuarios finales. En este contexto, no sorprende que estemos presenciando un redescubrimiento de la madera como elemento clave en la arquitectura sostenible.

El sector manufacturero en los países más desarrollados y comprometidos con el desarrollo sostenible ha respondido con determinación a este renacer. Se han optimizado procesos productivos, se ha apostado por diseños innovadores, y se han implementado sistemas de trazabilidad que garantizan el uso responsable de los recursos forestales. Este esfuerzo colectivo ha permitido no solo recuperar la confianza del mercado, sino también ganar espacios en proyectos públicos y privados que hace solo unos años parecían reservados a materiales más “modernos”.

Sin embargo, aún queda camino por recorrer. Es fundamental seguir fortaleciendo la comunicación de las ventajas reales de la madera frente a alternativas no renovables. También es necesario que los marcos normativos y los incentivos estatales acompañen esta transición hacia un modelo de construcción más verde, donde lo natural, lo eficiente y lo duradero vayan de la mano.

Las áreas de oportunidad para la madera se han vuelto a abrir, y esta vez no se trata solo de una elección estética, sino de una decisión ética, ambiental y funcional. En un mundo que exige coherencia entre discurso y acción, apostar por la madera tratada y certificada en aplicaciones como las aberturas es una forma concreta de avanzar hacia edificaciones más humanas, responsables y sostenibles.

No se trata de volver al pasado, sino de proyectar un futuro donde los materiales tradicionales, reinterpretados bajo los estándares de la innovación y la sostenibilidad, puedan ofrecer soluciones integrales y profundamente actuales. Y en ese futuro, sin duda, la madera tiene mucho que decir.

Jose Manuel Barceló
Presidente AMEVEC

Software especializado para la arquitectura de protección solar 

El desarrollo de nuevos sistemas de software para el análisis de las necesidades de control solar en viviendas y edificios ha emergido como una herramienta esencial en la arquitectura y la ingeniería sostenible. Estos sistemas permiten un enfoque más eficiente para gestionar la energía solar, optimizando la luz natural y reduciendo el uso de energía artificial en los espacios interiores. 

A medida que el mundo avanza hacia un modelo más ecológico y responsable con el medio ambiente, la implementación de tecnologías de control solar en los proyectos de construcción se vuelve fundamental no solo para ahorrar costos, sino también para mitigar el impacto ambiental de las construcciones.

El control solar en edificios abarca una variedad de factores, como la orientación, el tamaño y el tipo de ventanas, la ubicación geográfica y las estaciones del año. Los sistemas de software avanzados utilizan algoritmos complejos para simular las condiciones solares de un espacio, lo que permite predecir cómo la luz y el calor solar afectarán el confort interior. Estas simulaciones se realizan en entornos virtuales que tienen en cuenta diversas variables, como la inclinación del sol en diferentes momentos del día y las variaciones estacionales. Con ello, es posible prever el comportamiento de un edificio a lo largo del año y ajustar el diseño para maximizar la eficiencia energética, mejorando el confort térmico sin necesidad de equipos de climatización adicionales.

Con estos nuevos sistemas de software especializados, los arquitectos y diseñadores pueden tomar decisiones informadas sobre el diseño de las fachadas, el tipo de materiales que deben emplearse y los sistemas de sombreado que más convienen para cada tipo de edificación que pueden integrar otras tecnologías, como sensores de luz y temperatura, para monitorear en tiempo real las condiciones solares y ajustar automáticamente los elementos de control solar, como las persianas, las cortinas o incluso los sistemas de sombreado móvil. Esto permite a los edificios adaptarse dinámicamente a los cambios de luz y temperatura, asegurando que los usuarios siempre disfruten de un ambiente cómodo sin comprometer la eficiencia energética.

A medida que las tecnologías de construcción se vuelven más avanzadas, el desarrollo de sistemas de software de control solar también está integrado en la tendencia de la inteligencia artificial (IA) y la automatización del hogar. Los sistemas de software ahora pueden aprender de las preferencias de los ocupantes de un edificio, adaptándose a sus patrones de uso para ofrecer un control solar aún más preciso y personalizado. Esto representa un paso importante hacia la creación de “edificios inteligentes” que no solo mejoran la eficiencia energética, sino que también optimizan la calidad de vida de las personas que los habitan.

El futuro de estos sistemas está también vinculado a la integración con otras plataformas de diseño arquitectónico y urbanístico. Al combinar el análisis del control solar con otros factores como la ventilación natural, la eficiencia de los materiales constructivos y el comportamiento de los ocupantes, se podrá lograr un enfoque holístico para la creación de edificaciones más sostenibles y adaptadas a las necesidades del entorno y las personas.

Colaboración: AMEVEC SOLAR

Certificación Cradle to Cradle

La certificación Cradle to Cradle (C2C) impulsa el enfoque innovador en el diseño y la producción de productos que busca promover la sostenibilidad a través de un ciclo de vida cerrado. Aunque no es tan conocida como otras certificaciones, su valor radica en su capacidad para transformar la forma en que concebimos la producción y el consumo. Este enfoque se basa en la idea de que los productos deben ser diseñados desde el principio para ser reutilizados, reciclados o biodegradables, eliminando así la noción de “desecho”.

Uno de los aspectos más destacados de la certificación C2C es su enfoque en la salud y la seguridad de los materiales utilizados. A diferencia de otras certificaciones que pueden centrarse únicamente en el impacto ambiental, C2C evalúa los productos en función de su composición química, asegurando que no contengan sustancias tóxicas que puedan perjudicar la salud humana o el medio ambiente. Esto es especialmente relevante en un mundo donde la exposición a productos químicos nocivos es una preocupación creciente.

Los productos certificados deben ser diseñados para maximizar el uso de materiales renovables y minimizar el consumo de energía durante su producción. Esto no solo reduce la huella de carbono, sino que también fomenta la economía circular, donde los recursos se mantienen en uso el mayor tiempo posible, en lugar de ser desechados.

La certificación también se centra en la equidad social, considera el impacto social de la producción, asegurando que las condiciones laborales sean justas y que se respeten los derechos de los trabajadores. Esta visión integral es fundamental para crear un sistema de producción más sostenible y ético, que beneficie a todas las partes involucradas. Al establecer criterios rigurosos para la sostenibilidad, C2C desafía a las empresas a repensar sus procesos de diseño y producción. Esto ha llevado a la creación de productos innovadores que no solo son sostenibles, sino que también ofrecen un rendimiento superior en comparación con sus contrapartes convencionales. 
Las empresas que buscan esta certificación deben proporcionar información detallada sobre los materiales utilizados en sus productos, lo que permite a los consumidores tomar decisiones informadas. Esta transparencia es esencial en un mercado donde los consumidores están cada vez más interesados en la sostenibilidad y el origen de los productos que compran.

A pesar de su menor reconocimiento, la certificación Cradle to Cradle ha sido adoptada por diversas empresas líderes en sostenibilidad, lo que demuestra su relevancia en el mercado actual. Estas empresas han encontrado en C2C una forma de diferenciarse y demostrar su compromiso con la sostenibilidad, lo que puede ser un factor decisivo para los consumidores conscientes. A medida que más industrias buscan adoptar prácticas sostenibles, la certificación C2C puede desempeñar un papel crucial en la transformación de sus procesos y productos.

En un mundo donde el cambio climático y la degradación ambiental son desafíos urgentes, la certificación Cradle to Cradle ofrece un marco valioso para abordar estos problemas. Al promover un enfoque de diseño que prioriza la sostenibilidad, C2C puede contribuir a un futuro más saludable y equitativo para todos.

Colaboración: AMEVEC

La evolución de las pérgolas textiles 

El desarrollo de la oferta de pérgolas en el mercado está incorporando una amplia oferta de sistemas que proponen cubiertas textiles impulsado por el desarrollo de nuevos tejidos técnicos que ofrecen un mejor comportamiento a la exposición directa al sol y las condicione climáticas adversas. Una nueva generación de pérgolas textiles adaptadas a una demanda creciente y variada en su economía.

Las pérgolas textiles son estructuras que utilizan tejidos técnicos como cubiertas, proporcionando sombra y protección contra las inclemencias del tiempo. Estas soluciones son cada vez más populares en espacios exteriores, ya que combinan funcionalidad, estética y precio accesible para cualquier tipo de economía familiar.

La evolución de los tejidos técnicos ha sido fundamental en el desarrollo de estas pérgolas. Los nuevos materiales son más resistentes a la exposición solar, lo que significa que no solo ofrecen sombra, sino que también son duraderos y mantienen su apariencia a lo largo del tiempo. Estos textiles de nueva generación están diseñados para soportar diversas condiciones climáticas, desde la lluvia intensa hasta los vientos fuertes. Esto se logra gracias al desarrollo de tejidos denominados técnicos, que son impermeables y tienen propiedades extraordinarias de resistencia al desgarro.

Muchos de estos tejidos están diseñados con propiedades que ayudan a regular la temperatura en el área cubierta. Al proporcionar sombra, los tejidos reducen la ganancia de calor en los espacios adyacentes, lo que contribuye a un ambiente más fresco y cómodo. Además, algunos de estos materiales son permeables al aire, lo que permite la circulación de brisas y evita la acumulación de calor, mejorando aún más el confort en climas cálidos. Esto se traduce en un ahorro energético significativo y un menor impacto ambiental.

Las pérgolas textiles ofrecen una amplia gama de opciones estéticas. Los propietarios pueden elegir entre diferentes colores, patrones y texturas, lo que permite personalizar el espacio exterior de acuerdo con sus preferencias y el estilo arquitectónico del entorno. La instalación es generalmente más sencilla en comparación con estructuras más rígidas, además que, estos nuevos tejidos requieren menos mantenimiento, lo que las convierte en una opción práctica para quienes buscan soluciones de sombra duraderas que son tan versátiles que se pueden utilizar en una variedad de entornos, desde patios y jardines hasta terrazas y áreas comerciales. Esta versatilidad estética, combinada con su rendimiento excepcional, hace que las pérgolas textiles sean una opción atractiva y práctica para cualquier proyecto al aire libre.

El aluminio es un material ideal para la fabricación de estructuras de pérgolas textiles debido a su combinación de ligereza y resistencia. A pesar de ser un material liviano, el aluminio ofrece una gran durabilidad y puede soportar cargas significativas, lo que lo convierte en una opción segura y confiable para soportar las cubiertas textiles. Esta característica permite que las pérgolas sean más fáciles de instalar y manejar, sin comprometer la estabilidad de la estructura. El aluminio puede ser tratado y pintado en diferentes acabados, lo que permite una personalización estética que se alinea con las preferencias del propietario y el entorno circundante.

Estos últimos años se ha venido desarrollando una nueva generación de pérgolas textiles que también está comenzando a incorporar tecnología inteligente. Esto incluye sistemas de automatización que permiten ajustar la posición de la cubierta según la intensidad del sol o las condiciones climáticas, mejorando aún más su funcionalidad. Muchos de los nuevos tejidos técnicos utilizados en esta oferta de pérgolas son fabricados con materiales reciclados o sostenibles. Esto no solo reduce el impacto ambiental, sino que también responde a la creciente demanda de soluciones más ecológicas en la construcción y el diseño de exteriores.

Colaboración: AMEVEC SOLAR

Como la demanda de privacidad influye en el diseño arquitectónico

La protección de la privacidad se ha convertido en uno de los problemas más sensibles a la hora de diseñar un proyecto arquitectónico. En un mundo cada vez más interconectado y con la creciente preocupación por la seguridad digital y la vigilancia, garantizar la privacidad de los usuarios en los espacios arquitectónicos es un desafío esencial. Esta necesidad ha evolucionado de forma paralela con la incorporación de nuevas tecnologías, como las cámaras de seguridad y los sistemas de monitoreo, que, aunque útiles, también han generado una sensación de vulnerabilidad.

La arquitectura, en su sentido más amplio, no solo debe responder a las necesidades funcionales y estéticas, sino también a las demandas de intimidad que los usuarios esperan. La privacidad no se limita únicamente a los espacios interiores; también implica el control visual y sonoro entre el interior y el exterior, evitando que las personas sean fácilmente observadas desde la calle o desde otros edificios. En este contexto, los diseñadores deben encontrar el equilibrio entre la apertura de los espacios y la protección de la privacidad de quienes los habitan.

Una de las estrategias más efectivas para abordar este desafío es la manipulación de las fachadas. El uso de paneles o pantallas arquitectónicas, como cortasoles o persianas, permite crear una barrera física que impide la visibilidad directa sin sacrificar la luz natural ni la ventilación. Además, la orientación y la ubicación de las ventanas son clave: en lugar de permitir vistas indiscretas desde el exterior, se pueden emplear elementos como muros cortina, fachadas de control solar o estructuras vegetales que actúan como una capa protectora.

El diseño de los espacios interiores también juega un papel fundamental en la protección de la privacidad. Las distribuciones inteligentes, con la colocación estratégica de paredes, muros y divisores, permiten que las áreas más privadas, como dormitorios y baños, se encuentren alejadas de las zonas comunes o de acceso público. Esto se logra también mediante el uso de materiales que absorban el sonido, reduciendo el riesgo de que las conversaciones privadas sean escuchadas.

Con el desarrollo de nuevas tecnologías a través de sistemas de automatización, es posible controlar la apertura y cierre de persianas o cortinas de manera remota, incluso mediante aplicaciones móviles, lo que otorga a los residentes mayor control sobre su espacio. Además, la incorporación de vidrios inteligentes, que se oscurecen o se vuelven opacos a demanda, puede ayudar a crear espacios privados dentro de un ambiente compartido sin necesidad de barreras físicas permanentes.

En el contexto urbano, donde los edificios suelen estar más cerca unos de otros, la protección de la privacidad se convierte en una cuestión aún más urgente. En estos casos, los diseñadores deben explorar soluciones innovadoras, como la creación de patios internos, jardines verticales o sistemas de ventilación que mantengan la intimidad sin renunciar a la interacción con el entorno. De esta forma, la privacidad no solo se protege dentro del edificio, sino que también se conserva el sentido de pertenencia y la relación con el espacio público.

A medida que las preocupaciones sobre la privacidad se han intensificado, los arquitectos también deben considerar la legislación vigente en torno a este tema. Existen normativas locales e internacionales que regulan la distancia mínima entre edificaciones, el diseño de fachadas y el uso de materiales transparentes, con el fin de garantizar que la privacidad de los habitantes no sea vulnerada. Estas leyes deben ser una guía para los diseñadores a la hora de tomar decisiones que afecten directamente la intimidad de las personas.

Vivir en un espacio que respeta la intimidad no solo garantiza seguridad, sino que también favorece un entorno saludable para la convivencia. Los espacios arquitectónicos que promueven la privacidad pueden generar una sensación de confort y control, lo que repercute positivamente en la calidad de vida de los habitantes.

En los proyectos residenciales de alta densidad, el diseño debe tener en cuenta la privacidad de manera aún más rigurosa. El uso de técnicas como las fachadas perforadas o las particiones visuales entre viviendas puede ser fundamental para ofrecer una sensación de aislamiento sin sacrificar el aprovechamiento del espacio. Es importante, por lo tanto, que los arquitectos no solo piensen en la estética o la funcionalidad, sino también en cómo cada elemento impactará en la percepción de privacidad de los usuarios.

Colaboración: Simpleyfácil

Efectos de la proyección de sombras sobre las fachadas

¿Qué es el Sol y qué influencia tiene en nosotros? Todos sabemos que el Sol es fuente de vitamina D y favorece el buen funcionamiento de nuestro sistema inmunitario, nervioso y muscular. El Sol es alegría, es energía positiva, es vida, regula nuestros ciclos de sueño. Nuestros cuerpos necesitan sol. Nuestra mente necesita luz y color. Pero… ¿Y los edificios? ¿Qué ocurre con los espacios que habitamos? ¿Qué influencia tiene la iluminación natural y la radiación solar directa en las fachadas? ¿Cómo influye una exposición solar en los espacios interiores?

Nosotros entendemos perfectamente este fenómeno de sentirnos vivos. En invierno tengo frío y me siento al Sol a la hora del descanso en mi trabajo a comerme mi sándwich. En verano, tengo calor, y me cobijo bajo los árboles del parque cercano a mi escuela. 

¿Y una planta? Pongamos el ejemplo de un árbol. El Sol lo crea, es fruto de la vida nuevamente, sin luz y energía solar, no sería posible su supervivencia. El Sol es el principal recurso energético de las plantas ya que las permite, a través de la fotosíntesis, generar su propio alimento. Si un árbol no recibe Sol, morirá. La Naturaleza es un ciclo cerrado. Nada es fortuito. ¿Cuántas especies desaparecerían del hábitat si ese árbol pereciera? ¡Hormigas, mariposas, ranas, iguanas arañas, ardillas, culebras! ¡Ese árbol, hasta está dispuesto a perder sus hojas para autoprotegerse y ahorrar energía en invierno!

Todo organismo vivo en la Tierra busca protección. El ser humano necesita agua, comida, oxígeno y refugio para sobrevivir. Hemos desarrollado refugios nómadas, sedentarios y adaptados al clima, al lugar donde nos encontramos. Usamos del lugar ramas y los troncos de los árboles para construir nuestro hogar, bebemos agua de los lagos y ríos cercanos. Buscamos comida. 

Como seres inteligentes y sociales que somos, hemos logrado cubrir nuestras necesidades básicas, crear comunidades, tejer redes y evolucionar.

Una evolución inteligente pero invasiva, donde el egoísmo no nos permite entender que debemos de respetar lo que nos rodea para lograr regenerar y mantener un ciclo cerrado que nos permita respeto mutuo por nuestro árbol.

Creo que después de leer esta introducción, todos entendemos el nivel de importancia y afectación de las sombras en nuestro refugio, en nuestro lugar de protección, en los edificios y calles sombrías o soleadas de nuestras ciudades que habitamos y transitamos. Ciudades fruto de un desarrollo insostenible en muchas ocasiones pero, a la vez, fruto de grandes logros de ingeniería, aprendizaje social, económico y resultado de evolución como especie inexperta.

La Naturaleza es perfecta. Nosotros no. Pero sí entendemos cual es el camino correcto.

Ahora bien, si nuestro cuerpo reacciona a las circunstancias naturales, ¿por qué diseñamos las pieles de nuestros refugios sin aprender del árbol? Ese árbol no puede moverse, un edificio tampoco. Ese árbol debe de adaptarse para sobrevivir y ahorrar energía. Un edificio también. Tenemos la capacidad de poder entender cómo funciona esa piel, la fachada, la envolvente que nos alberga, que nos ayuda o perjudica a mantener nuestro cuerpo y mente en una situación de confort visual, acústico y térmico.

Nuestro árbol no tiene un sistema de aire acondicionado o calefacción. Un oso o una foca regulan su energía y temperatura con la piel. Todo tiene una explicación en el mundo que nos rodea, nada es casual. Y yo me pregunto, ¿por qué una fachada creada por nosotros, por diseñadores, por arquitectos, por inversionistas que toman decisiones relevantes, no es capaz de responder a unas buenas condiciones interiores para los seres vivos que lo habitan?

¿Por qué seguimos viendo edificios ya construidos que tienen el mismo tratamiento en las 4 fachadas? ¿Cómo influye la orientación, las sombras arrojadas de vegetación, otros edificios colindantes y otros elementos en los espacios interiores que habitamos más del 80% de nuestro tiempo?

Una sombra en la fachada o en la cubierta podrá ser beneficiosa o no para nuestro confort higrotérmico dependiendo de las temperaturas exteriores, de la humedad, y de la temperatura del aire. Elementos intangibles que forman parte del entorno, de nuestras calles, de nuestros paramentos verticales u horizontales, muros y ventanas, cubiertas. Elementos naturales cambiantes y dinámicos muy poderosos que influyen radicalmente en nuestro bienestar. 

Ya no sólo hablamos de confort, sino que debemos de hablar de salud mental y de energía. Bello patrón que genera manchas de luz y sombras, que crean juegos de color y texturas, que varían durante el día y nos da transporta a lugares diferentes en cada instante.

Imaginemos una fachada bien resuelta que permita aportarnos escenarios visuales cambiantes, que ahorre energía por ser una fachada inteligente, y dinámica, que trabaje como nuestro árbol de hoja caduca, que nos de la protección adecuada con una calidad de aire interior, que sea capaz de iluminar y calentar o enfriar nuestros hogares y centros de trabajo. ¿Lo podemos imaginar o lo podemos lograr?

Olvidé mencionar algo muy importante. Tal vez en la naturaleza no exista el factor económico, porque todo tiene una razón de ser complementario, aprovechable, interactivo, de resiliencia y de supervivencia. ¿Será este factor económico el freno que nos impide lograr diseñar y construir fachadas y edificios regenerativos?

Trabajemos con la Naturaleza, entendamos nuestra piel, y usemos nuestra inteligencia para lograrlo. ¿Qué sería de nosotros sin todas nuestras luces y sombras?

Colaboración: Arq. Laura Medina Vicente – Ekoa Arquitectura Bioclimática

Certificación BREEAM

BREEAM, que significa “Building Research Establishment Environmental Assessment Method”, es uno de los sistemas de certificación de sostenibilidad más reconocidos y utilizados a nivel mundial. Desarrollado en el Reino Unido en 1990, BREEAM establece estándares para evaluar el impacto ambiental de los edificios, promoviendo prácticas de construcción sostenibles y responsables.

El principal objetivo de BREEAM es fomentar la sostenibilidad en el diseño, la construcción y la operación de edificios. Esto incluye la reducción del consumo de energía, la gestión eficiente del agua, la minimización de residuos y la creación de entornos saludables para los ocupantes. Al hacerlo, BREEAM busca contribuir a la lucha contra el cambio climático y mejorar la calidad de vida en las comunidades.

La certificación BREEAM es un sistema adaptable que se puede aplicar a una amplia variedad de tipos de edificios, desde residenciales hasta comerciales e industriales. Esto lo convierte en una herramienta valiosa para arquitectos, ingenieros y desarrolladores que buscan integrar la sostenibilidad en sus proyectos, independientemente de su naturaleza.

Criterios de evaluación

BREEAM evalúa los edificios en varias categorías, que incluyen gestión, salud y bienestar, energía, transporte, agua, materiales, residuos, uso del suelo y ecología, y contaminación. Cada categoría tiene criterios específicos que deben cumplirse para obtener puntos, lo que permite a los proyectos alcanzar diferentes niveles de certificación, desde “Pass” hasta “Outstanding”.

Los proyectos que implementan soluciones innovadoras pueden obtener puntos adicionales, lo que incentiva a los desarrolladores a buscar nuevas formas de mejorar la sostenibilidad. Esta mentalidad de mejora continua es fundamental para abordar los desafíos ambientales actuales.

Niveles de certificación

Los niveles de certificación de BREEAM son: “Pass”, “Good”, “Very Good”, “Excellent” y “Outstanding”. Cada nivel representa un umbral de puntos que el proyecto debe alcanzar en la evaluación. Esta estructura permite a los desarrolladores y propietarios de edificios establecer metas claras y medibles en su camino hacia la sostenibilidad.

Proceso de certificación

El proceso de certificación BREEAM comienza con una evaluación inicial del proyecto, donde se identifican las oportunidades para mejorar la sostenibilidad. Luego, se recopila la documentación necesaria y se realiza una evaluación por parte de un evaluador acreditado. Finalmente, se emite un certificado que refleja el nivel alcanzado.

Beneficios económicos

Esta certificación no solo tiene beneficios ambientales, sino que también puede traducirse en ahorros económicos. Los edificios certificados suelen tener menores costos operativos debido a su eficiencia energética y de recursos. Además, pueden atraer a inquilinos y compradores que valoran la sostenibilidad, lo que puede aumentar su valor de mercado.

Impacto en la salud y bienestar

BREEAM pone un fuerte énfasis en la salud y el bienestar de los ocupantes. Los edificios certificados deben cumplir con criterios que promueven la calidad del aire interior, la iluminación natural y el acceso a espacios verdes. Esto contribuye a crear entornos más saludables y productivos para quienes los habitan.

Aunque BREEAM se originó en el Reino Unido, su reconocimiento se ha expandido a nivel internacional. Muchos países han adoptado el sistema o han desarrollado sus propias versiones basadas en BREEAM, lo que demuestra su relevancia y eficacia en la promoción de prácticas de construcción sostenibles en todo el mundo.

Acceso a cursos de capacitación

Existen diversas organizaciones acreditadas que ofrecen cursos de capacitación para la certificación BREEAM. Estas organizaciones están autorizadas para impartir formación y asegurar que los participantes comprendan los principios y criterios necesarios para obtener la certificación. Esto es fundamental, ya que una buena capacitación puede marcar la diferencia en la implementación de prácticas sostenibles en la construcción.

Los cursos suelen abarcar una variedad de temas, desde los fundamentos de BREEAM hasta estrategias específicas para cumplir con los requisitos de certificación. Además, muchas de estas organizaciones ofrecen recursos adicionales, como materiales de estudio, simulaciones y ejemplos prácticos, lo que facilita el aprendizaje y la aplicación de los conceptos en proyectos reales. Esto es especialmente útil para arquitectos, ingenieros y profesionales del sector de la construcción que buscan mejorar sus habilidades y conocimientos en sostenibilidad.

Es importante investigar y elegir una organización que se ajuste a tus necesidades y expectativas. Algunas pueden ofrecer cursos presenciales, mientras que otras pueden tener opciones en línea, lo que brinda flexibilidad para adaptarse a tu horario. Recibir una capacitación adecuada, no solo te ayudará a obtener la certificación BREEAM, sino que también contribuirá a un futuro más sostenible en la construcción. 

Colaboración: AMEVEC

Prescripción de fachadas ventiladas como sistemas de protección solar pasiva

La incorporación de sistemas de fachadas ventiladas a la oferta de sistemas de protección solar pasivos está vinculada a los beneficios que estos sistemas ofrecen para limitar la incidencia solar directa sobre la envolvente de casas y edificios. Esta aportación se suma a otras muchas que en este articulo comentaremos brevemente.

Por definición, los sistemas de protección solar pasiva son estrategias arquitectónicas diseñadas para reducir la ganancia de calor en los edificios sin depender de sistemas mecánicos. Esto incluye comúnmente elementos como aleros, persianas y, por supuesto, fachadas ventiladas, que juegan un papel crucial en la regulación térmica. 

Este tipo de fachadas dotan a la envolvente constructiva de una segunda piel creando una cámara de aire intermedia que permite la inducción y circulación de aire. El aire caliente que se acumula en el espacio entre las dos capas se eleva y se escapa, creando un efecto de ventilación natural que enfría la superficie exterior y, por ende, la interior. Al limitar la incidencia solar directa, las fachadas ventiladas ayudan a reducir la carga térmica en el interior de los edificios. Esto significa que se necesita menos energía para enfriar los espacios, lo que se traduce en un ahorro significativo en costos de energía.

La ventilación que proporcionan estas fachadas no solo regula la temperatura, sino que también mejora la calidad del aire interior. Al permitir la circulación de aire fresco, se reduce la acumulación de humedad y contaminantes, creando un ambiente más saludable para los ocupantes. Además, esta doble piel actúa como una barrera que puede reducir la transmisión de ruido exterior, lo que es especialmente valioso en entornos urbanos ruidosos.

La prescripción de fachadas ventiladas puede aumentar la durabilidad de los materiales de construcción al protegerlos de la exposición directa a los elementos. Esto no solo prolonga la vida útil de la estructura, sino que también reduce la necesidad de mantenimiento frecuente. Los arquitectos jugar con diferentes materiales, formas, colores y texturas, lo que enriquecerá el diseño estético de sus proyectos. Esta flexibilidad puede resultar en obras arquitectónicas innovadoras y atractivas.

En un mundo cada vez más consciente de la sostenibilidad, las fachadas ventiladas se alinean con los objetivos de construcción verde. Al reducir el consumo energético y mejorar la eficiencia, estos sistemas ayudan a mitigar el impacto ambiental de los edificios. Con el aumento de las regulaciones sobre eficiencia energética en la construcción, la incorporación de fachadas ventiladas puede facilitar el cumplimiento de normativas locales e internacionales, lo que es un factor importante para desarrolladores y constructores.

A medida que la tecnología avanza, es probable que veamos innovaciones en los sistemas de fachadas ventiladas, como el uso de materiales más ligeros y eficientes, así como la integración de tecnologías inteligentes que optimicen aún más su rendimiento en términos de eficiencia energética y confort.

Colaboración: Simpleyfácil

Protección solar textil exterior inteligente

Los sistemas de protección solar exterior inteligentes han ganado relevancia en el diseño arquitectónico moderno, posicionándose como una solución eficiente para el control climático y la sostenibilidad. A diferencia de los métodos tradicionales, estos sistemas combinan tecnología y diseño para optimizar el uso de la energía, mejorar el confort interior y reducir el impacto ambiental de los edificios.

Innovación en tejidos para la protección solar

La industria textil ha experimentado avances significativos en el desarrollo de tejidos diseñados específicamente para la protección solar en aplicaciones arquitectónicas. Estos nuevos materiales incorporan tecnologías como acabados reflectivos, fibras fotocrómicas y tratamientos UV, que maximizan su capacidad para bloquear el calor y los rayos ultravioleta. Además, los tejidos microperforados permiten una adecuada ventilación y control lumínico, mejorando el confort interior sin comprometer la visibilidad. Estas características hacen que sean ideales para sistemas como toldos, pérgolas, cortinas exteriores y fachadas ventiladas.

La creciente demanda de soluciones sostenibles también ha impulsado el uso de materiales reciclados y biodegradables en la fabricación de tejidos para protección solar. Combinando funcionalidad y responsabilidad ambiental, estos productos ayudan a reducir el consumo energético y cumplen con estándares de certificación ecológica. La versatilidad en diseños, colores y texturas permite que se adapten a diversos estilos arquitectónicos, proporcionando tanto eficiencia técnica como un valor estético adicional.

La integración de la domótica en la protección solar exterior

La domótica ha transformado los sistemas de protección solar exterior, dotándolos de inteligencia y adaptabilidad. A través de sensores y dispositivos conectados, estos sistemas pueden medir parámetros como la intensidad de la luz solar, la temperatura y la velocidad del viento, ajustando automáticamente elementos como persianas, toldos o cortinas exteriores. Esta automatización no solo optimiza el confort térmico y lumínico en los espacios interiores, sino que también maximiza la eficiencia energética al reducir el uso de sistemas de climatización e iluminación artificial.

El uso de aplicaciones móviles y asistentes inteligentes permite gestionar los sistemas de protección solar de forma remota y centralizada. Los usuarios pueden programar escenarios personalizados que se adapten a sus rutinas y necesidades específicas, como abrir las persianas al amanecer o cerrarlas ante un aumento repentino de la temperatura. Esta capacidad de personalización, sumada a la integración con otros sistemas domóticos como la climatización o la iluminación, ha consolidado a la protección solar inteligente como una herramienta clave en la creación de edificios más cómodos, eficientes y sostenibles.

Integración con edificios inteligentes

La conectividad es otro aspecto clave de la amplia oferta de sistemas de protección solar textil exterior. Pueden integrarse con sistemas de automatización de edificios (BMS, por sus siglas en inglés), permitiendo un control centralizado desde dispositivos móviles o plataformas de gestión. Esta característica facilita su monitoreo y ajuste, optimizando el rendimiento general del edificio.

En un mundo donde la sostenibilidad es una prioridad, estos sistemas representan una opción viable para cumplir con normativas de eficiencia energética y certificaciones ambientales como LEED o BREEAM. Además, su durabilidad y bajo mantenimiento los convierten en una inversión rentable a largo plazo.

El desarrollo de la domótica hacia sistemas aún más avanzados, impulsados por la inteligencia artificial y el Internet de las cosas (IoT), promete llevar estos productos a un nuevo nivel. Se espera que las futuras generaciones de sistemas de motorizados de protección solar textil exterior sean aún más intuitivas, capaces de prever patrones climáticos y ajustarse de manera proactiva, consolidándose como una pieza clave en la arquitectura sostenible.

Colaboración: AMEVEC SOLAR