Cualquier esfuerzo que podamos hacer para ahorrar energía en proyecto de construcción sustentable resulta infructuoso si no se cuenta con una estrategia de contención que considere el aislamiento efectivo de toda la envolvente y nos garantice la ausencia de fugas. Para ello, deberemos de cuidar en especial la aparición de puentes térmicos.
Los puentes térmicos en la envolvente constructiva señalan puntos críticos donde se produce una disrupción en la continuidad de la capa de aislamiento que protege al edificio de las pérdidas y ganancias térmicas. Estos defectos son causados fundamentalmente por las diferentes transmitancias y resistencias térmicas que ofrecen la variedad de materiales que se integran a la fachada y las dificultades propias que resultan de su instalación y convivencia dentro de un mismo contexto. Los puentes térmicos actúan como una autopista donde las diferencias de temperatura entre el exterior e interior aprovechan la debilidad de la envolvente en cualquiera de sus componentes para trasladarse entre ambientes afectando negativamente las condiciones de confort térmico. Por lo tanto, los puentes térmicos influyen en la eficiencia energética de los edificios al ser una deficiencia de diseño en la envolvente que disparará el consumo de energía para compensar el efecto de pérdida o ganancia de calorías o frigorías según sea el caso. Además, el puente térmico al estar en contacto con la temperatura exterior puede catalizar la condensación de humedad dando lugar a zonas en el interior donde puede aparecer moho. Esta circunstancia puede afectar, a la larga, la salud de los ocupantes del edificio.
Las variaciones en la superficie de la envolvente que ponen en riesgo la continuidad del aislamiento se dan cuando se producen algunas de las siguientes circunstancias:
- Cambios en la sección constructiva del cerramiento que define los muros ya sea por el espesor o la composición del material constructivo mediante diferentes acabados y calidades que aportan valores de transmisión térmica diferentes.
- La invasión completa o parcial de elementos estructurales con los cerramientos que ofrecen diferentes prestaciones térmicas. Los casos más frecuentes son pilares o frentes de forjado que interrumpen la continuidad superficial del aislamiento térmico de la fachada.
- Cambios en la geometría del cerramiento, como sucede en las esquinas o en los encuentros entre elementos de la envolvente, por ejemplo, fachadas con voladizos, ventanas con muros, cubiertas y suelos entre otros.
¿Qué podemos hacer para evitar los puentes térmicos?
La acciones o estrategias que podemos emprender varían dependiendo de si se tratase de una rehabilitación de un edificio o de una obra o proyecto por emprender. En ambos casos, el objetivo será garantizar la continuidad superficial del aislamiento a lo largo de toda la envolvente térmica buscando que todos los elementos que integremos al cerramiento ofrezcan valores similares en transmitancia térmica. Para ello podemos ayudarnos del uso de software o programas específicos desarrollados para calcular los puentes térmicos. El correcto diseño de la envolvente, selección de componentes, de materiales y el control exhaustivo de la ejecución de la obra serán los pasos fundamentales para hacer efectivo el resultado final.
La puertas y ventanas, así como los espacios que éstas ocupan, representan uno de los puntos más débiles para el aislamiento de la fachada. Es por este motivo, que será necesario elegir aquellas que ofrezcan las mejores prestaciones térmicas. Cuando de aluminio se trate, deberán integrarse sistemas con rotura de puente térmico (RPT) que compensen y corrijan la conductividad natural del metal. En cuanto a los vidrios, deberemos de considerar siempre, unidades de vidrio aislante (UVA) de una o dos cámaras. La adecuada instalación cuidando conservar la continuidad aislante será indispensable para que la eficiencia térmica de puertas y ventanas se traslade a la envolvente.
Colaboración: AMEVEC