La transformación “sostenible” que desde hace años se lleva acometiendo en el sector de la construcción, tanto en la construcción in situ, como en la prefabricada, es una responsabilidad compartida de todos los agentes involucrados en el proceso de diseño, ejecución, entidades privadas y públicas, y también usuarios finales (es decir, todos), focalizado en la neutralidad climática y la plena descarbonización que deberá alcanzarse en Europa y en México en el año 2050.
La última ronda de conversaciones en la conferencia de la ONU sobre el clima, la COP27, concluye con que el sector de la construcción fue responsable de más del 34% de la demanda energética y alrededor del 37% de las emisiones de CO2 asociadas a la energía y sus operaciones en durante 2021.
Además, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en ingles) de la ONU, señaló en su informe más reciente, que el concreto puede absorber con el tiempo hasta un 50% del CO2 que se emite durante el proceso de descarbonización en la producción de cemento.
Es por esto, que no me gustaría dejar de hablar del concreto como material sustentable y prefabricado como alternativa a los esquemas tradicionales de construcción in situ. ¿Realmente en un material que nos permite cumplir con los objetivos de descarbonización? ¿Qué ventajas tiene en cuestiones de sostenibilidad? ¿Debería ser una opción sostenible para construir hoy en día? ¿Cuál sería el escenario ideal y qué materiales debemos elegir en la construcción prefabricada?
Para estar en contexto, es sabido que el concreto se ha utilizado durante siglos desde 6500 a.C. a nivel mundial por sus cualidades constructivas, que ningún otro material tiene: la durabilidad, versatilidad y la adaptabilidad.
Hoy en día, por el contrario, es tiempo de verlo de otra manera. Deberá contemplarse que tan sostenible es un material, evaluando no solo de la etapa de producción, sino su ciclo completo de inicio a fin. La realidad es que necesitamos un concreto más sustentable. El cemento brinda al concreto la resistencia por la que es altamente reconocido, pero la producción de cemento es responsable de alrededor del 7 % de las emisiones de CO2 del mundo, y representa alrededor del 90 % de las emisiones del concreto.
Ahora bien, se espera que el volumen de construcción del mundo se duplique para 2060, por lo que la cantidad de concreto que se deberá verter también nos presenta la oportunidad de almacenar de forma permanente cantidades enormes de CO2.
Adicionalmente a las características del material, me gustaría abrir el interrogante de: ¿Por qué no usar concreto prefabricado para nuestras construcciones? ¿Sería una buena solución para el mercado residencial el poder trabajar con concreto prefabricado?
A grandes rasgos, podemos decir que, en el caso de lo residencial, las casas prefabricadas son construcciones más sostenibles porque se genera menos desperdicio en obra y se utiliza menos energía durante el proceso de construcción; por otra parte, tienen más facilidades para ser más eficientes energéticamente.
El concreto premezclado ofrece beneficios ecológicos notables cuando se compara con el que se realiza en la obra. Al ser procesado en gran escala en sitios designados con herramientas especializadas, reduce en gran medida el consumo de agua y la generación de desperdicios. Al ser altamente resistente, no se debilita por la humedad, el moho o las plagas, permitiendo que las estructuras sean duraderas y conservables a largo plazo, por ende, se reducen las exigencias ambientales de edificios más frágiles. Esto lo dota de una elevada vida útil: hacer que las cosas duren sin tener que reemplazarlas es clave. La versatilidad del material le permite solucionar múltiples situaciones relacionadas con la sustentabilidad. De igual forma, sus costos de producción reducidos lo hacen mejor opción a otros materiales. Además, al ser local y accesible, se reducen las necesidades de transporte y la contaminación asociada con éste. En cuanto a las características de confort, la masa térmica del concreto transmite más lento el paso del calor, lo que disminuye las necesidades de energía.
Nos gustaría ejemplificar el artículo, con el proyecto que presentamos a continuación, LCP 30, proyecto residencial elaborado por el despacho EKOA, ubicados en Querétaro, encargados del diseño, construcción, estudios bioclimáticos y monitoreo (www.ekoa.com.mx); es un proyecto de vivienda de aproximadamente 180 m2 construídos que surgió con la intención de llevar a la práctica un sistema constructivo prefabricado aplicado de forma más habitual en el ámbito industrial para trasladarlo al ámbito residencial, un sistema de losas y muros de concreto que permitiera controlar la calidad, el tiempo y mano de obra en producción, fabricación y ejecución.
Lo más notable del proyecto fueron los tiempos: Se prefabricaron durante 2 meses en taller la totalidad de las partes del proyecto, 121 piezas de concreto acabado pulido en color natural de un máximo de 6 m de altura, combinadas con algunas piezas en color pigmentado con otras tonalidades. La totalidad de las piezas de muros y losas se montaron en 9 días y se ejecutó la construcción completa desde los trabajos preliminares hasta los acabados finales en sólo 5 meses.
Algunas de las ventajas que podríamos destacar, serían las siguientes: todo este proceso permitió tener cero desperdicios de material, agilizar los tiempos y lograr una excelente calidad en ejecución, así como tener mayor productividad, y menores costos en personal, seguridad, y administración de obra.
Como desventajas podríamos decir que un enfoque de un proyecto prefabricado requiere una revisión exhaustiva del proyecto arquitectónico y de los planos de prefabricación. En el proyecto que presentamos, las instalaciones hidráulicas, sanitarias y pluviales quedaron ocultas en los muros y losas. Por el contrario, se optó por dejar la instalación eléctrica aparente. La coordinación de los diseños arquitectónicos, estructurales y de instalaciones, por tanto, al principio de las fases de diseño esquemático debe de ser un trabajo bien ejecutado para no tener fallas durante el proceso de fabricación. En consecuencia, el trabajo de proyecto implicará costos mayores durante el proceso de diseño.
En lo que respecta a las estrategias pasivas que se implementaron, se buscó diseñar el proyecto con una buena inercia térmica en los cerramientos, por lo que se diseñaron muros y losas de 17 cms de espesor, que permiten tener un retardo térmico favorable durante el día y la noche, manteniendo el interior de la vivienda fresco, lo que permite evitar la instalación de un sistema de refrigeración, minimizando así el consumo energético de la vivienda, y en consecuencia, eficientando las medidas activas de generación de energía, en este caso, paneles solares.
En lo que respecta a la configuración de los espacios, las recámaras se orientan al este, para mejorar el confort térmico y conseguir aprovechar las espectaculares vistas hacia la cañada colindante con el predio. Se rechaza la idea de introducir un patio trasero, y se incorpora un patio central como elemento organizador de las estancias para resolver las conexiones entre espacios, la iluminación natural, las protecciones solares de las estancias al oeste, la privacidad de la fachada principal, así como la aportación de un espacio fresco y con ventilaciones cruzadas en todas las áreas del proyecto.
En cuanto a las estrategias activas implementadas, se instalaron inodoros ahorradores de agua, el 100% de los focos en la casa son LED, cuenta con calentadores solares que permiten tener agua caliente 100% del tiempo sin recurrir a ningún sistema de calentamiento auxiliar, y en cuanto a la energía eléctrica, se integró una instalación fotovoltaica en cubierta interconectada con la red eléctrica.
Creemos fehacientemente en las virtudes de los materiales naturales y la bioconstrucción, sin duda alguna, un tema muy amplio para poder tratarlo con profundidad en este artículo, pero también creemos en que la construcción prefabricada, y el uso del concreto en la misma, ya es una opción y una alternativa para el mercado existente en el que nos encontramos. El uso generalizado del concreto crea una excelente oportunidad para almacenar cantidades masivas de CO2, lo que convierte el concreto de una responsabilidad ambiental en una herramienta para crear un futuro con bajo contenido de carbono.
En resumen, con el objetivo de reducir las emisiones globales, el sector de la construcción debe mejorar el rendimiento energético de los edificios, disminuir la huella de carbono de los materiales de construcción, multiplicar los compromisos políticos y aumentar la inversión en eficiencia energética.
Colaboración: Arq. Laura Medina / ekoa arquitectura bioclimática