La sostenibilidad y la eficiencia energética suenan con fuerza en la mayoría de sectores industriales, incluido el de la construcción. Teniendo en cuenta que en México las edificaciones son responsables del 18% del consumo energético y de en torno al 12% de las emisiones de CO2, es necesario tomar medidas para cambiar esta situación. Cada vez son más las instituciones, empresas fabricantes y ciudadanos conscientes de esta transformación, pero todavía queda mucho por hacer.
El cambio de ventanas suele ser una de las principales acciones a llevar a cabo cuando se quiere mejorar la eficiencia energética de la vivienda. La razón es que se trata de una obra sencilla de ejecutar con la que se consigue un ahorro energético considerable y proporcional al gasto que conlleva este tipo de actuaciones. Partimos de que las ventanas comunican el interior con el exterior, siendo el punto más débil de la envolvente térmica en términos energéticos, por lo que su sustitución puede reducir las pérdidas energéticas de una vivienda hasta en un 70%. Para que esto sea así debemos tener en cuenta algunos aspectos:
- Valor U de la carpintería: cuanto más bajo sea, mayor será el aislamiento térmico que proporcionará la ventana a la vivienda. Según las necesidades del proyecto y nuestra zona geográfica, deberemos exigir un valor u otro.
- Refuerzo de la ventana: el refuerzo no solo va ligado a la resistencia de la ventana, sino que influye en la durabilidad de sus prestaciones, e indirectamente en la sostenibilidad. Ya que cuanto mayor sea la vida útil de un producto, menos desperdicios se generan.
- Una correcta instalación: llevada a cabo por profesionales, porque de nada sirve una gran ventana si después está mal instalada. Existen metodologías, como por ejemplo Passivhaus, en las que la instalación es fundamental. En este caso se busca reducir al máximo los puentes térmicos, instalando la ventana por la línea del aislamiento y haciendo uso de cintas de expansión, con las que evitar posibles holguras, filtraciones indeseadas, etc.
La mejora energética que se obtiene en la vivienda con el cambio de ventanas influye tanto en el confort del usuario final como en la sostenibilidad de la vivienda. Reducir las pérdidas energéticas repercute directamente en el uso de aparatos refrigerantes, ya que la temperatura interior se mantiene estable durante mucho más tiempo. Si tenemos en cuenta que en 2019, el uso de aires acondicionados era la causa del 71% de las emisiones contaminantes en México, el cambio de ventanas se convierte en una de las acciones con las que combatir estos datos.
Desde KÖMMERLING®, líderes en la fabricación de sistemas de ventanas de PVC, apuntan que “el sector de la construcción no solo debe poner el foco en la estética del proyecto, sino en el confort del usuario final, convirtiendo la eficiencia energética en un valor añadido”. En esta misma línea ya existen certificaciones como BREEAM o Passivhaus, en las que la instalación de ventanas de altas prestaciones es fundamental para alcanzar los requisitos de eficiencia energética.
Si tenemos en cuenta las emisiones de efecto invernadero que generan los edificios y que México se ha comprometido a reducir para 2030 sus emisiones en un 22%, resulta imprescindible que el sector de la construcción adquiera un compromiso con una nueva forma de edificar: más eficiente y sostenible.
Ser sostenibles es ir más allá
Cuando hablamos de sostenibilidad en un proyecto no basta con instalar productos o sistemas que nos aseguren el buen comportamiento energético de la vivienda, sino que debemos llevar la sostenibilidad a otra dimensión.Interesarnos por cómo es la producción de esas soluciones constructivas, cómo actúan las empresas que las fabrican. Hacernos preguntas como, ¿utilizan una materia prima respetuosa con el medioambiente? ¿generan residuos? ¿qué hacen con ellos? ¿cómo es su política de reciclaje? Algunas de estas preguntas podemos contestarlas pidiendo la Declaración Ambiental de Producto (DAP) de la solución que vamos a instalar en nuestro proyecto. Por ejemplo, en el caso de KÖMMERLING® cuentan con DAP’s específicas de varios de sus sistemas de ventanas, en las que podemos ver el impacto medioambiental del perfil durante todo su ciclo de vida.
Cuando hablamos de sostenibilidad debemos ir más allá, no basta con elegir soluciones sostenibles, sino que es necesario que todo su proceso productivo también lo sea. No es lo mismo la energía que consume un producto durante su fase de uso que la energía embebida, que es aquella que consume durante su producción, uso y deshecho. Por eso no debemos quedarnos únicamente con el dato de lo que consume o emite un producto durante su vida útil, sino extrapolar esto a todo su ciclo de vida.
Solo colaborando con empresas y fabricantes de soluciones que pongan en práctica un modelo circular en sus procesos productivos, podremos cambiar realmente el sector de la construcción. Fabricar sostenible para construir sostenible e impulsar modelos de vida más sostenibles.
En definitiva, en este artículo hemos podido ver cómo la elección de las carpinterías de un proyecto, pese a ser uno de los múltiples elementos que conforman un edificio, tienen un papel crucial tanto en su eficiencia energética como en su sostenibilidad.
Publireportaje: Kömmerling
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